FOTOGRAFÍA: Homenajeado acompañado del presidente del Instituto de España (dcha.) y otros académicos
El acto ha estado presidido por el presidente del Instituto de España, Eduardo Díaz-Rubio, al que también asistieron el secretario general del Instituto de España, Andrés Ollero, así como directores y presidentes de las distintas reales academias y familiares y compañeros de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
El Instituto de España ha rendido homenaje a la antigüedad académica a Alfonso López Quintas, Doctor en Filosofía, catedrático emérito de Estética de la Universidad Complutense de Madrid, académico de la Real Academia de Ciencias Morales desde 1986, doctor honoris causa por la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid y sacerdote mercedario. El acto, celebrado el 11 de diciembre, ha estado presidido por el presidente del Instituto de España, Eduardo Díaz-Rubio, al que también asistieron el secretario general del Instituto de España, Andrés Ollero, así como directores y presidentes de las distintas reales academias y familiares y compañeros de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (RACMyP). La labor investigadora de López Quintas se ha centrado en la Hermenéutica y Metodología filosófica, así como en teoría de los valores, manipulación del lenguaje, formación ética a el secretario general del Instituto de España,
Ricardo Sanmartín Arce, académico de la RACMyP, fue el encargado de pronunciar el discurso sobre la semblanza de la vida profesional de López -autor de más de 50 libros publicados-, de quien destacó que “no es solo Catedrático de Filosofía (centrado en la Estética)”, sino que “su amor a la sabiduría ha sido siempre generoso al derramarse en la escritura y la palabra a través de su preocupación constante con la docencia”.
Además, resaltó la preocupación constante de López Quintas por la juventud, por la transmisión docente, la cual, señaló, “nace de su atenta observación del mundo y la cultura, sobre sus crisis y logros”.
MISIÓN ACADÉMICA Y CRISTIANISMO
Por su parte, Alfonso López Quintas, en su discurso de contestación, dejó patente que su larga vida académica estuvo en buena medida guiada por una misión doble: Renovar la transmisión del saber moral que, según Alasdair MacIntyre –un referente en la Ética actual–, se interrumpió hace unos años debido a una conmoción espiritual destructiva y mostrar de modo “muy eficiente” que estaba equivocado el periodista alemán Peter Seewald cuando le indicó a Benedicto XVI que, según una amplia opinión, el Cristianismo se halla hoy agotado, al modo como ciertas religiones antiguas, tras un período de floración, se agostaron y eclipsaron.
Por el contrario, López Quintas destacó que, en su opinión, los avances del pensamiento europeo en las últimas décadas “nos permiten exponer las posibilidades creativas del Cristianismo de la forma más vibrante y fecunda”.
Por otro lado, hizo referencia a la importancia de la virtud de la prudencia, la cual, indicó, “lejos de ser una virtud pacata, medrosa, calculadora en exceso, la prudencia implica decisión para orientar toda la vida conforme a las altas exigencias del ideal de la unidad”; y por ello, concluyó López Quintas, ser prudente significa” imprimir a toda la vida un sello de autenticidad, de fraternidad y solidaridad, de apuesta por el bien común, de entrega constante a la edificación de una vida comunitaria desbordante de valores”.